JAMÁS SERÁS MAESTRO
Jamás serás maestro
si tu escuela tiene más parentesco con una oficina que con un hogar.
Si tus ojos son dos
látigos permanentemente dispuestos para el castigo visual, si tus nervios
explotan mil veces al día.
Si tus frases, en
vez de caricias, son púas que arañan, si necesitas un arsenal de gritos para
tus combates diarios.
Si los niños llegan
recelosos a tu escuela, como llegan los enfermos al hospital. Y si te aceptan
no como un alimento grato, sino como una medicina obligada.
Si tu escuela se
abre cinco minutos antes de empezar las clases y se cierra cinco minutos
después de la hora reglamentaria. Y si al abrirse parece que bostezaras y al
cerrarse que sonrieras.
Si no comprendes
que los niños deben jugar en razón inversa a sus edades. Y si los niños se
aburren en tu compañía.
Si tu escuela no es
el imán infantil más poderoso de la localidad donde actúas.
Si tu escuela,
además de un cuerpo, no tiene alma. Y si únicamente es un taller mecánico del
alfabeto.
Si al hablar no
encantaras a los niños dejándolos como hipnotizados. Y si no sabes hacerte
escuchar hasta con los ojos.
Si no comprendes que
el alma de cada niño es un libro en blanco en el que estás escribiendo para
toda la vida. Y si, en vez de escribir en ese libro himnos triunfales, te
contentas con llenarlo de ramplonerías y mediocridades.
Si obtienes
licencias sin necesitarlas. Y si trabajas cuando te fiscalizan y cuando se
acercan los exámenes.
Si el patio de tu
escuela es tan fúnebre como el patio de una cárcel. Y si los recreos, en vez
de ser una fiesta para el cuerpo y el espíritu, son lugares donde se sufre
frío en invierno, sol en primavera y soledad espiritual en todas las épocas
del año.
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NAIROBY
ÁLVAREZ
C.I.: 19.655.383
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